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la bitácora del marqués

COMENTARIO REAL (acerca de Atlanta 1 vs Central Córdoba 1, disputado el 12/12/08)

PEOR ES SER DE RIVER

 

Por el Marqués Milton Saráchaga de la Vega

 

El tiempo pasa y nos vamos poniendo viejo, mi fiel escudero. Esta insignificante piedra que habitamos está pronto a culminar un nuevo circuito alrededor de la estrella solar que le sirve de guía y permanente nutrimento.

Ya se acerca Noche Buena, ya se acerca Navidad y la gloriosa divisa que viera la luz hace 104 años ha quedado tan lejos de la punta como Menem de una nueva re-reelección.

Es cierto que el camino es largo y mucho lo que se puede conversar todavía, pero lo cierto es que Atlanta terminó el año y su participación en el torneo dejando semivacío el cántaro de expectativas que el hincha deposita cada temporada junto al manantial de las esperanzas,

No son los caprichosos guarismos que las ciencias exactas colocan como palpables e insensibles testigos de cada campaña lo que me desvela, sino el nivel de juego que los infantes villacrespenses exhibieron a lo largo de este campeonato que ha ingresado a su estival receso.

Salvo en contados lapsos los bohemieros lucieron un juego colectivo y vistoso que llenara nuestros exigentes ojos acostumbrados al deleite hedonista del fóbal bien jugado. El mayor de los tiempos se consumió en un grupo desordenado de voluntades imprecisas, carentes de la técnica y la erudición capaces de conducir a victorias claras e inobjetables.

Y eso, cuando no eran poseídos por una marcada tacañería y una falta de osadía que los llevaba inevitablemente al terreno de la mediocridad y el conformismo.

Afortunadamente (O quizás, desgraciadamente) el resto de nuestros adversario no sobresalió muy por arriba de esa línea de pobreza y entonces la contienda se equilibró para abajo dotando a la categoría de una paupérrima paridad.

Pocas veces en mi existencia, vivida a caballo de los dos siglos, tuve que sufrir espectáculos tan horripilantes como en esta segunda mitad del año que fenece.

El del pasado viernes no fue la excepción a la regla, y un nuevo desengaño se hizo presente disfrazado del cuarto empate consecutivo.

Es verdad que en esta batalla ante los charrúas del Rosario se avizoró una leve mejoría, pero la calidad del rival, derrumba cualquier castillo de arena edificado en aras del optimismo más optimista.

En duelo copero contra el último de la tabla, que no era River Plate precisamente, Atlanta vencedor de la Copa Suecia,  recibió en el estadio de los marrones de Saavedra, al añoso Central Córdoba  triunfador de la Copa Beccar Varela en los años en que la humanidad se aprestaba a sumergirse en la ordalía de sangre de la Primera Guerra Mundial.

El Morocho del Abasto sigue empecinado en negarle la custodia del ala derecha de la defensa a Cherro y probó en esta ocasión con el caramelo Santos, que junto al petizo Arancibia, Jesús Nievas y Caccialanza constituyeron  la zaga auriazul.

Doble cinco con Romeo y Natalichio, Doble enganche con el Mágico y Lucas y doble ataque con el virrey Bianchi y el grandote Matos.

El cancerbero Gómez completó la oncena inicial de los locales.

Empezaron mejor nuestros players, con un intento de buen toque y tratando de penetrar, sobre todo por el sector izquierdo, merced a la movilidad de Miguel González, las ascensiones de Caccia, el pivoteo de Matos y algunas aventuras exitosas de Lucas y Bianchi.

Pero jugar bien contra el equipo de la Chicago argentina es como robarle la plata a un ciego,  y esa actitud hegemónica adoleció de la concebida falta de eficacia y de la senil impotencia en la zona donde las papas deberían quemar.

Los rosarigasinos solo mostraban una terrible torpeza en todas sus líneas y unas ganas  bárbaras de irse de vacaciones a alguna playa cercana en el milenario cauce del Paraná;

y sus aisladas dosis de balompié las entregaban el avezado Liendo y el buen jugados que es el volante Moreno. 

 Justamente Moreno, que se había cansado de hacer aerobismo por su zona, trotando en ida y vuelta, ante la atenta mirada del Mágico, Natalichio y Santos; capitalizó una pelota cruzada y tras desairar a su marcador, fusiló al indefenso Gómez.

No era merecido, pero no voy a repetir una vez más, la poco estrecha relación existente entre los merecimientos y los resultados, en el turbio ámbito del más popular de los deportes.

Los bohemios fueron a por la igualdad y apretaron contra Santilli a los centralistas cordobeses, que ya se daban por hechos y a más de una hora de la finalización del encuentro sentían en su pecho la satisfacción del deber cumplido.

Empató Atlanta, quince minutos después, con un golazo impropio del match en disputa, cuando Jones que venía tocando pito desde la estación Carapachay clavó, desde afuera de los quince metros, un esquinado remate rasante.

Encontraron los atlantes, desde allí a la finiquitación del período, sus mejores momentos e hilvanaron sus bordados más primorosos, pero siempre lejos de la zona de nocaut.

La etapa final del partido y del año fue la historia de siempre: un rival agazapado que le  regala el terreno y la pelota a un Atlanta que va y va, con menos ideas que una bailarina de Tinelli.

Centritos a las manos del arquero, masitas desde lejos pateadas sin convicción ninguna y un dele y dele chocar contra la defensa santafesina.

Matos y el virrey que desaparecen. González ya no jugaba ni hacía jugar. A Ferreiro que se le vuelve a salir la cadena y es solo confusión  y Agüero que desde el banco no aporta ninguna solución.

Porque ni Cherro, que ingresó por Santos, le dio altura en las áreas; ni Cisterna que  suplantó a Caccialanza claridad al mediocampo; ni el debutanrte Morales en lugar del Mágico eficacia al ataque.

Otro triste empate que determina con cuatro puntos un aplazo en este templado diciembre.

¡Mucho es lo que habrá que estudiar para en el 2009 poder pasar de año, mi fiel escudero!    

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