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la bitácora del marqués

COMENTARIO REAL (acerca de Atlanta 1 vs Almirante Brown 2, disputado el 28/10/08)

COMENTARIO REAL  (acerca de  Atlanta 1 vs Almirante Brown 2, disputado el 28/10/08)

HALLOWEEN

 

Por el Marqués Milton Sarachaga de la Vega

 

No, mi fiel escudero, no me refiero a la celebración de la noche de brujas que suelen festejar los despóticos dueños del mundo. Esa estúpida festividad en la que se disfrazan y le ponen velas a las cáscaras de zapallos vacía; y que después hacen como dieciocho películas espantosas sobre el mismo tema.

Lo peor es que a algunos tilingos criollos se le dio por imitarlos y mansillan la nobleza del histórico barrio de San Telmo con esta fiesta foránea e imperialista.

No es eso de lo que estoy hablando sino de la noche de este viernes 31 de octubre que fue de terror para las aspiraciones bohemias y donde los fragateros de  La Matanza nos pasaron por arriba.

Confieso que llegué al campo de  batalla recubierto de un renovado optimismo adquirido tras el buen desempeño de nuestra escuadra en el pueblo de Belgrano unos pocos días atrás.

Pero las brujas actuaron en su noche y los villacresperos fueron solo un espectro de aquel equipo compacto y vistoso que debió regresar victorioso de su incursión por los dominios del Dragón.

Para mejor, discretos informantes me habían comunicado que el grandote Matos haría pareja en la vanguardia con el virrey Santiago de Liniers, constituyendo la mejor delantera que puedo imaginar en estos momentos. Al menos hasta el retorno esperado del blondo Eloy.

Salvo este cambio del goleador por el castigado Jones por haber acaparado cinco tarjetas de advertencia, el Morocho del Abasto introdujo en el terreno calamar la misma formación que la fecha anterior.

Seamos piadosos con lo infieles que no nos leen todas las semanas y vamos a recordársela: De cancerbero, Ramírez. La cuestionada línea de tres con Cherro, el petizo Arancibia y el rudo Jesús Nievas. El mediocampo con el Torito Guzmán, el rubio Natalichio, el romántico Romeo y Lucas Ferreiro. De enganchador Diego Cisterna y la dupla ya mencionada de Bianchi y Matos en la ofensiva.

Desde el exacto instante en que el juez ordenó iniciar el juego se notó que los mirasoles eran más y que había que remar en un mar de dulce de leche para no salir perdidosos de la contienda.

Los de la casaca de Peñarol inmediatamente se adueñaron del sector de gestación con la misma prepotencia que el General Roca de los territorios tehuelches.

De la Canal, Bernuez y en especial Gandarilla borraron con potencia y buen toque a hases e insides bohemieros. Arriba el negro Alves hacía bailar bossa nova, capoeira y carnaval carioca a toda la defensa local.

Y eso porque Natalichio no acertaba ni en la marca ni en la entrega. Porque Romeo jugó su peor partido desde que es empleado de la institución de Von Humboldt al 400, porque a Lucas enseguida le agarró la chiripiorca y empezó a correr desbocado por toda la cancha, y    

porque Guzmán sigue pagando tributo a su endeblez física.

   Del naufragio frente a La Fragata solo se salvaban Cisterna que se esforzaba por convertirse en gran conductor y Bianchi en el primer trabajador luchando solo, ante la torpeza e inoperancia de su compañero de fórmula Matos, por todo el frente enemigo..

 

 Sin embargo, promediando la etapa los atlantes insinuaron una esperanzadora reacción que reavivó las ilusiones con la que habíamos arribado.

Fue cuando Cisterna pudo hacerse del útil y Guzmán ganar algún entrevero en su zona, pero los embates de los grisperlados se esfumaron en  inofensivos disparos efectuados desde distancias siderales.

Parecía que Atlanta zafaba en aquella primera etapa de la persistente iniciativa de  los casanoveros, pero el minuto final ha sido históricamente trágico para nuestras tenues ambiciones.

Y así fue nomás, un centro exacto al plexo de Ferrer y este, que la para con categoría y define con contundencia

Y nuestros jugadores se van a hacer reposar sus músculos al vestidor con el resultado en contra.

Para la segunda etapa el Morocho del Abasto enroca a Guzmán con Ferreiro cambiándoles los laterales de su influencia, pero la cosa no mejora.

Almirante se retrasa tácticamente y se agazapa. No hacía falta ser Nostradamus para  imaginar que era más fácil que el huésped hiciera el segundo a que Atlanta lograra empardar el score.

Y tal profecía no tardó en cumplirse  y fue cuando un contraataque por el sector zurdo de la defensa bohemia encabezado por el brasileño Alves desairó primero la marca lenta de Cherro y después se aprovechó de las dudas existenciales de Ramírez para estampar un balinazo impresionante.

El alineador bohemio mueve el banco y hace ingresar a Jorge González y a Pinocho Marecos (chiquito pero interesante); pero la suerte ya estaba echada.

Los osados visitantes se dedicaron,  pues,  a manejar bien el encuentro y esperaron en las cercanías de Llinás el girar inevitable de las agujas del reloj.

Al divino botón entró De Filippi y sobre el final el virrey Bianchi hizo un gol inútil como una brújula en un sótano.

Y aquí termina esta historia de la noche de brujas, en que nos dejaron muertos como para que festejemos el 1° de noviembre.

 

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