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la bitácora del marqués

COMENTARIO REAL (acerca de Atlanta 1 vs San Telmo 2, disputado el 10/05/08)

Por el Marqués Milton Saráchaga de la Vega

NO APTO PARA TODO PÚBLICO

 

   El fútbol, mi fiel escudero, sin público alentando y sin el colorido exultante que le dan las fanaticadas y sus pegadizos estribillos – cual rondallas estudiantiles- es como un guiso manchego, de esos con los que solemos hastiarnos, pero sin patatas y sin guisantes.

   Es como imaginar a Dulcinea deprovista de sus exuberantes tetas.

   Este pasado sábado, el estadio de los calamaretes, semejaba un lúgubre camposanto, por donde figuras fantasmagóricas disputarían un partido entre un silencio sepulcral y una soledad equivalente a los cien años.

  Puertas cerradas, entradas clausuradas, gradas desiertas. Una vez más el reino de la sinrazón imperando en nuestro maltratado fútbol.

  Así y todo nos arreglamos para poder presenciar esta devaluada versión de una batalla entre Bohemios y Candomberos, los dos intentando arribar a la quimera de la promoción; los primeros hacia arriba, los otros mirando de reojo las oscuras miasmas del abismo.

 Casi un clásico de barrio entre los fundados en Monserrat y los de San Pedro Telmo…

  A veces pienso que me sería más fácil comprender la cuadratura del círculo o los pensamientos de Confucio escritos en mandarín que las elucubraciones de San Salvador a la hora de encarar ciertos compromisos.

  ¿Podrá alguien en su sano juicio explicarme por qué el rechoncho alineador villacrespense regaló un tiempo en colocar jugadores en condiciones de marcar superioridad  ante un rival aguerrido, pero limitado? ¡Y por qué demoró medio tiempo más en dotar a los suyos de la cuota de creación que (es cierto que muchas veces retaceada) solo puede, hoy por hoy, dar el Moncho Fernández?

  ¿Es verdad que quiso darles descanso a Molina, a Ferreiro y al mencionado volante? ¿O acaso quiso castigarlos por sus flojísimas actuaciones en Adrogué una semana atrás? ¿O hay algo más que no conocemos o no debemos conocer?

   Lo cierto que Atlanta saltó al field -convertido en páramo- con Patoruzú en el arco.

La última línea para el petiso Fuente, el vocinglero Bogni, el Chiqui Pérez y el ex Ferro Cherro. El mediocampo con De Muner, el ultramontano Scatolaro y Ferreras. De conductor- insólitamente- emergió Castillito y de potenciales goleadores, Romero y Ojeda.

   Y de a poco, con paciencia y saliva, los del barrio otrora arrasado por la fiebre amarilla, fueron edificando una hegemonía sobre las acciones que los vio retirarse, tras los primeros 45 minutos como justos ganadores.

   Y tal supremacía fue posible por la flojísima resistencia que opusieron los cracks atlantes, en la zona más álgida del entrevero, allí en las inmediaciones del punto céntrico.

   Fuente, como carrilero diestro, se mostraba lento y desubicado, no estando nunca donde se lo requería. Por el andarivel opuesto, Guido Ferreras exhibía su habitual intrascendencia y el Boli nunca logró acaudillar con fervor las huestes bohemienses.

   En la vanguardia, solo Ojeda intentaba con su proverbial torpeza para manejar esa cosa redonda y movediza que suele llegarle a los pies, en tanto Romero habrá pensado que la medida del  COPROSEDE incluía la prohibición de participar de las acciones.

   Por el bajo fondo, Bogni volvía aparecer como el más firme, sobre todo, ante el notorio bajón de su pareja en el centro, el Chiqui Pérez.

   Las jugadas más incisivas eran de los huéspedes y así se lo vio a Paturuzú con más trabajo que su colega, el enano Evangelista.

   La más notoria fue cuando tapó con premura y ubicuidad dos tiros a quemarropa en las fauces mismas de su valla. Aunque, a la salida de un tiro libre, no le quedó otra que jugar a las estatuas, tras un cabezazo esquinado de Leguizamón Arce que saltó con todo confort en el corazón mismo del área, ante la atenta mirada de los backs grisperlados.

  Para el complemento San Salvador decidió que era hora de jugar en serio y mandó a la cancha a Lucas por Castillo y a un desconocido Molina (el hombre se rasuró la cabeza como Bruce Willis en Doce Monos) por el espectral Romero.

  Y Atlanta mejoró un poco, pero sin que esto resultara un vuelco significativo en su paupérrimo nivel de juego.

   Por su parte, San Telmo se replegó y se paró como para el contrataque, y a los veinte, Server se vistió de Garrincha, Orestes Corbatta y Housemann y -pegado a la raya -se eludió hasta el banderín del córner, mandó el centro atrás que Coria tradujo en 2 a 0 lapidarios para los atlantes y totalmente inútil para los eventuales triunfadores.

   El entrenador de Atlanta se dio -entonces- cuenta de que los candomberos no estaban jodiendo y lo metió al Moncho; y este ingreso marcó un tardío punto de inflexión en el decurso de los acontecimientos.

   Ahora si, los campeones de la copa Suecia son otra cosa y pasan a dominar la lid.

   Molina convierte el descuento, se pierde algunos, se luce un par de veces Evangelista,

lo tiene Ferreiro, le cometen un penal no sancionado a Lucas y también hubo alguna posibilidad que desperdició Ojeda.

   En definitiva,  no le alcanzó el tiempo para conseguir un empate, que poco a poco iba mereciendo y quedó la sensación, entre el atlanterío que se perdió la oportunidad de sumar en un partido ganable y así asegurar la localía para el Reducido.

  Aunque en el balance global y con una visión más ecuménica, la columna del debe terminó mucho más abultada que la del haber, en esta decepcionante labor bohemia.    

  Después de todo, más de uno debe agradecerle al COPROSEDE que le haya ahorrado haber presenciado esta nueva derrota, esta vez no apta para todo público.

    

 

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