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la bitácora del marqués

COMENTARIO REAL (acerca de Italiano 1 vs Atlanta 1, disputado el 03/05/08)

Por el Marqués Milton Saráchaga de la Vega

VERMOUTH

 

   Doce del mediodía de un templado sábado otoñal: buena  hora para tomarse un vermucito de esos que inventaron estos italianos que ahora enfrentamos, en  las combativas épocas en que don Giuseppe Garibladi recorría la geografía peninsular en toda  su caprichosa forma de oblicuo calzado.  

   Y buen aperitivo, además, para a la trascendente batalla que espera a nuestras siempre dispersas huestes, este cercano martes. Trascendente, no porque nada pueda ya modificar el implacable curso implacable de la historia, sino porque una victoria tendría el dulce sabor de un premio, que aunque menor, nos ahorraría la humillación de ver nuestro presuntuoso enemigo llevarse la corona de laureles del campeón a la testa, ante nuestras propias narices.

   Más si tal infausto suceso aconteciera, ¡Que dios ilumine al atlanterío para que sepa aceptar con grandeza el resultado adverso y que la irracionalidad no se apodere de febriles mentes, ocasionándole a nuestra institución perjuicios irreparables!.

    Lo que no sabía, mi fiel escudero, es que la prestigiosa Bodega Rodas, además de un excelso chablis, también elaboraba un  vermouth italiano. Porque este empate lleva el conjuro inevitable se su nombre.

    Los bohemios se arrimaron a la coqueta canchita de Ciudad Evita (hogar del tano Pasini)

rejuntando -como  de costumbre- a los sobrevivientes de lesiones y suspensiones y poniendo sobre la amarillenta gramilla, más de lo que se puede que de lo que se quiere.

   Así encuadró a los suyos San Salvador para el compromiso ante los descendientes Rómulo y Remo: Don Rodrigo a cuidar la línea sentenciosa. Fuente, el Chiqui Pérez, el desdentado Bogni y el ex Ferro Cherro que reaparecía.

   El eje medio quedó constituido por Yanzi, el ultramontano Scatolaro y Lucas. Un paso al frente el Moncho Fernández y los delanteros de emergencia: Romero y Ojeda.

   Empezaron mejor los azzurros que arrinconaron a los de Villa Crespo contra las pistas del Aeropuerto Pistarini, a partir de un buen trabajo del morocho Brito y del centrojás Velásquez. Ayudados por el creciente desconcierto de la volantería visitante, que no acertaba a encontrarse con el esférico.

   Pero sorpresivamente, y cuando ya Don Rodrigo contabilizaba un par de esforzados revolcones para mantener su arco indemne, un centro inocuo de Hachita Brava Fuente fue conectado con una magistral palomita – de la mejor y tradicional escuela atlante- y se mandó un gol en contra que haría morir de envidia a Firpo, Regueiro, Santillo y Verino (solo por mencionar a algunos de sus más encumbrados exponentes de tan distinguida prosapia).

   El Tano se mordió los dedos y fue por la vendetta, y volvió a reducir el territorio de los auriazules a las modestas dimensiones de los arrabales de su propia área.

   Y fue el propio bodeguero Rodas quién pondría en práctica la Ley del Talión, y tras una innecesaria falta del estereofónico Bogni, ejecutaría con primor un golpe franco para establecer un justo empate.

   De ahí en más la conversación fue emparejándose dado que  empezaron a aparecer esporádicas gestiones del Moncho, algunas de Yanzi y otras del araucano.

   Convengamos, también, que es más fácil que te lastime una goma de borrar, que una delantera formada por Romero y Ojeda.

    Pero como no hay vermouth sin papas fritas, cerca de la mitad del período Ferreiro se hace echar tontamente y el entrevero se complica seriamente. Entra Ferraras por el poco participativo Romero y Ojeda queda, allá en lontananza, de Llanero Solitario- pero sin Silver ni Toro-.

    Para colmo Brito en un choque en el circo central le aplica un cortito, tipo Noquiño Acavallo y lo despoja de dos valiosos dientes  al vocinglero Bogni que deja su lugar al camionero  Moyano (¿Fue un accidente del juego o estaba podrido de escucharlo gritar todo el tiempo?)

    El partido se deslizará de allí hasta el final en una medianía y aburrimiento proverbiales, en donde los de la colectividad en ningún momento lograron hacer pesar su hombre de más.

     Atlanta no obstante haber salido a jugar el segundo tiempo con la consigna de perder y la vista puesta, allende el fragor del próximo partido, en sumar  puntos para el reducido; tuvo buenos pasajes y hasta pudo haber ganado.

     Sobre todo cuando unos flashes momentáneos e inspirados del rubio  Farreras se sumaron al tibio sol para iluminar el sector izquierdo de la vanguardia porteña.

     Sin embargo, ya sobre los postreros quince minutos, los cracks atlantes optaron por recostarse sobre su reducto y aguantar -a la heroica- la caótica ofensiva itálica.

    En haras de esa agónica resistencia se perdió un nuevo soldado: el chileno Scatolaro vio la doble cartulina amarilla y a  pagar 200 maravedíes para mirar el partido contra All Boys desde la platea.

    Para los coleccionistas y estadísticos aportamos este dato no muy significativo: sobre la media hora reapareció tras larga ausencia el Tanque González, que poco y nada pudo aportar.

    En fin mi fiel escudero, un punto valioso con un equipo disminuido ante uno de los encumbrados y que alarga el invicto a cinco partidos.

    ¿Pero,  puede tenerse tal fría la sangre para hacer semejante análisis, ante la inminencia de la colosal batalla que se avecina?

    No consigo apartar a mi endeble cerebro de la venidera tarde del 6 de mayo, en donde solo la victoria sirve.

    Pero si la Diosa Fortuna  nos es esquiva una vez más, que tengamos, entonces, la hidalguía de saber perder con dignidad.

 

 

 

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