Blogia
la bitácora del marqués

COMENTARIO REAL (acerca de Atlanta 1 vs SP. Italiano 0, disputado el 01/09/08)

 PIANO, PIANO, SE VAN LOS TANOS

                

 

Por el Marqués Milton Sarachaga de la Vega

 

 

  Con la esperanza de arrimar el bochín a los pretenciosos líderes de este mediocre torneo, nos  llegamos, una vez más, al estadio de los del Stud Platense y en esta ocasión para ver a los atlantes frente a los encumbrados hijos de los césares y augustos.

  Es que los azurros constituyen  uno de los equipos con mejor arranque en el campeonato y llegan a la emergencia delante del bohemio y sin haber conocido, hasta está cálida noche, el amargo sabor a hiel que produce toda caída.

  Y si bien es prematuro hablar de candidatos, por lo poco que he observado, lo mejorcito viene desde el sector del horizonte por donde el astro rey se pone y donde mirasoles fragateros y gallos moronianos se perfilan con mayor firmeza en este chato firmamento de la B metropolitana.

  El club de nuestros desvelos, por su parte, ha demostrado su tendencia a ser un equipo mecanizado, amarrete y calculador, dependiente en forma casi absoluta de lo que depara el díscolo cerebro y las hábiles piernas del Mágico González.

  Sin él, como si nuestra amada, nosotros no somos nada.

  Para esta batalla contra las fuerzas garibaldinas, el Morocho del Abasto dispuso de algunos cambios en relación a la nómina que igualara a San Pedro Telmo.

  Así el chaval Caccialanza reemplazó al Torito Guzmán, en tanto el recuperado Natalicchio recuperaba su plaza y enviaba a la banca supletoria a Cisterna. Seguramente buscando

mayor letalidad ubicó al nieto del viento Eloy para acompañar al grandote Matos.

  También modificó la arquitectura del team con el basamento de Cherro, el petizo Arancibia y Jesús para proteger la requerida humanidad de Ramírez. Tres volantes netos con Natalicchio por diestra, Romeo de centrojás y  Caccia por izquierda. Un pasito adelante Jones y de enganchador el Mágico. Arriba y por afuera Colombano y para facturar en el punto del penal  el mentado ex funebrero.

 Y no bien se inició la lid el bohemio se lanzó sobre su rival sobre el mismo sonido del gong, como Takayama sobre Acavallo en el Tokio de 1966.

  Parecía que pronto íbamos a tener novedades y que el asunto se definiría por la banda derecha de las tropas villacrespenses, donde Natalicchio, el veloz Eloy y el Mágico inclinaban el fiel de la balanza para el lado de los locales.

 Pero el enjundioso andar campante de los atlantes duró un cuarto de hora, que es lo que tardaron el pelado Heredia y el vejete Britos en empardar  el entrevero en la mitad del terruño. 

  Fue el circo central el escenario principal de una lucha equilibrada y poco punzante a la hora de adentrarse en zonas de definiciones.

  La defensiva de los porteños respondía sin demasiado esfuerzo para neutralizar a los atacantes bersaglieros, apuntalados por el buen trabajo de su último hombre, el Petizo Arancibia, cada día más firme en su ajetreada responsabilidad.

  Así y todo, la más diáfana posibilidad de vulnerar las redes fue un cabezazo del centrofoward itálico a los 20  minutos y que conectó con el jopo peinado con Glostora cuando estaba solo frente a un resignado Ramírez.

  Atlanta contó con alguna que otra situación pero tan tibias como la noche primaveral de este inusual lunes setembrino.

  Un disparo del Mágico desde lejos que impactó en el cuerpo de un inoportuno defensor, un pase de testa de Matos para el mismo González interceptado por otra inoportuna camiseta azul y un tiro de Colombano  desde un ángulo cerrado que cayó mancita, como un bambi recién nacido,  en los tiernos brazo del bien amado arquero Anconetani.

  Natalicchio ingresa herido al vestidor y el Morocho del Abasto lo suplanta por el Torito Guzmán y Atlanta vuelve a comenzar con férrea voluntad el segundo de los períodos, pero los embates primeros otra vez se va diluyendo con el correr de los minutos.

  Nuevamente los acontecimientos comienzan a transcurrir por el monótono ritmo que propone el trote en una meseta.

  Pero a los dieciocho minutos un fantasma recorre Vicente López y la entrada de Lucas , el último ídolo de la calle Von Humboldt, por el insípido Caccialanza sacude a la simpatía bohemiera de su letargo.

  Y junto con Lucas, el virrey Bianchi reemplaza a Eloy de buen rendimiento.

  El alineador auriazul quemaba las naves como Cortés en Veracruz, e iba por la gloria del triunfo.

  El partido comenzó a jugarse, entonces,  casi exclusivamente en el hemisferio itálico y todo lo que hacía Atlanta pasaba por los pies del Mágico, que se encargaba de enloquecer a media retaguardia de los de Ciudad Evita con gambetas, caños y sombreros.

  Pero cuando todo indicaba que la zafra de la velada era de un magro punto, Jones se avivó y le prestó el balón a Lucas que con un pase astronómico habilitó al virrey y el centro de este es enviado al mullido refugio de las redes por el grandote Matos, dejando humillado al ex arquero de San Miguel.

  Solo hubo tiempo para que Ramírez,  maculara una noche de gran seguridad en el juego atmosférico, con un macanón a lo Dosoretz  que casi decreta la igualdad latina.

 Sin más, el Chacho Echenique sopla enérgico su pito y dio por concluida la contienda.

Se volvió a ganar y a sumar. El puntaje es ideal en el calor del hogar y no es tan malo en tierras foráneas, pero el fóbal sigue sin aparecer en todo su esplendor.

 ¿Estará en la dupla Lucas y el Mágico la cuota de arte que exigimos los que tenemos paladar negro cuando nos detenemos a observar la belleza de este deporte?

 Solo el tiempo tiene la respuesta.        

0 comentarios