COMENTARIO REAL (acerca de Atlanta 1 vs ESTUDIANTES 0, disputado el 03/08/08)
A LO ESTUDIANTES
Por el Marqués Milton Saráchaga de la Vega
Oportunos mensajeros y la gentileza de una tabernera orientala que accedió a poner en la televisión de su negocio –ante la complacencia del resto de los parroquianos-, el segundo tiempo del partido ante los charrúas no uruguayos, me permitieron estar al tanto del empate conseguido en la Cuna de la Bandera.
Me preguntaba yo, mientras cruzaba de regreso por las procelosas aguas del Mar Dulce: ¿Este deslumbrante Miguel González del pasado lunes, será el genio y figura que desde tanto tiempo está faltando en los planteles bohemieros? ¿O será uno de esos tantos tahúres, charlatanes o vendedores de baratijas que infinitas veces he hallado en las encrucijadas de los caminos de la vida? Y si es el primero de los casos, ¿No terminaran los intereses mercantiles primando, una vez más, sobre el sentimiento desinteresado del hincha?
Prudencia te recomiendo mi fuel escudero. Mucha prudencia a la hora de elevar a la categoría de ídolo a un recién llegado.
¿O no recuerdas aquel comienzo de torneo, cuando a los veinte minutos del primer tiempo creíamos que el “Boli” Aguilar sería la reencarnación misma de Fabián Castro?
Lo cierto es que a pesar de las prevenciones propias de mi avanzada edad, nuevamente la sempiterna esperanza me acompañó una vez más al estadio calamar para seguir, como siempre jamás, una nueva campaña de la gloriosa institución villacrespense.
Y debimos iniciar, como cada temporada el inevitable proceso de conocer a los nuevos reclutas reunidos a defender el blasón azul y amarillo.
Veamos. El Morocho del Abasto presentó a los siguientes ágiles para la contienda contra la estudiantina casereña: Ramírez, que no parece un avión, como guardapalos. Línea de tres, con continuas mutaciones para la resistir atrás, compuesta por el ya histórico Cherro, Jesús y un tal Arancibia. Dos carrileros que son el Torito Guzmán por la diestra y Cisterna por la banda contraria. Dos centrojases: el morrudo Natalichio y más cerca de los backs, el enamoradizo Romeo. El grandote Jones de intermediario, el Mágico un poco más adelante y el ex huachipatense Matos de punta, intentando pivotear como faro referencial en el área.
Empezó mejor Atlanta, que parecía iba a aplastar al modesto visitante contra su propia valla, a través de la obligatoria participación del Mágico, las insinuaciones del grandote Jones y la proyección del celinero Guzmán, hábil y movedizo, pero livianito cual pluma al viento.
Los atlantes arrabaleaba el reducto pincharratón, pero sus intentonas morían sin lograr traspasar el atrio de Monasterio.
Sin embargo prontamente los albinegros lograron empardar el discurrir de los acontecimientos presionando con tenacidad sobre la volantería bohemia, sobre todo en la humanidad del Mágico, que abusaba del toque de primera, pero sin la precisión necesaria.
Además la línea postrera local daba muestras de algunos problemas de sincronización y a poco estuvieron las huestes enemigas de abrir el score.
Pudo ser cuando ante un toque de Noriega, Jesús hizo el milagro y salvó el gol sobre la raya. Enseguida Gáspari, en las barbas misma de Ramírez envió la pelota cerquita del madero derecho.
Atlanta respondió sobre el final y también tuvo sus oportunidades cuando Jones se lo comió solito o cuando un rebote en la barrera de carne y hueso a la salida de un tiro libre, fue capturado por el Mágico y se fue besando con ternura el poste casereño.
La segunda etapa, sin cambios en las alineaciones ni en la parada táctica de los contendientes, mostró un comienzo más incisivo por parte de los locales.
En un duelo místico, Monasterio priva del gol a un cabezazo de Jesús y dos minutos después, el goleador Cherro conectó un centro del Mágico, ante la comprensiva mirada del fondo estudioso y puso el 1 a 0 que decretaría la suerte de la lid.
A partir de esa conquista, apareció toda la prosapia zubeldiana, y el Morocho del Abasto retrasó sus soldados en franca custodia de la magra ventaja.
Sustentando esa idea, pero además, para joderle la vida a escribas y relatores hizo entrar a Kondratiuk (o algo así) y a Caccialanza (o algo parecido) y estableció un esquema conservador que reite de Carlos Pellegrini y Victorino de la Plaza.
Dos líneas de cuatro y Matos que se mate solo entre los defensores rivales, a la espera del albur de algún contragolpe. Y casi se da cuando el tanque González (recién ingresado) y el ex huachipatense quisieron construir una pared, pero les 0fallaron el compás y la plomada.
En el último lance del partido, Ramírez levantó el brazo para pedir la hora y con ese gesto salvó a Atlanta del agónico empate.
Se ganó y ese siempre es bueno, pero el nivel de juego tuvo poco que ver con el avasallador comienzo en el Gabino Sosa.
Se ganó con un gol de pelota parada y después a cuidar el resultado.
¡Estudiaaaaá, estudiaaaaá , estudiaaaaá….!
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