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la bitácora del marqués

EL HUEVO DE LA SERPIENTE

 

 El mentado conflicto que mantiene el gobierno con las organizaciones representativas del sector agropecuario ha excedido los límites de una confrontación meramente reivindicativa para sacar a relucir aspectos de la vida política que se encontraban subyacentes.

 Y han contribuido a este desmadre - por un lado- la infinita torpeza y sectarismo del gobierno que no ha logrado articular una correcta política de aliados y -por el otro- la persistente labor de los sectores del privilegio, de clara tendencia desestabilizadora, que no retroceden ni un paso en su vocación de patrones de estancia que se creen los dueños del país.

  Las simpatías que cosechan estos últimos es heterogénea y  no siempre responden a las mismas motivaciones: hay a veces un descontento legítimo; otras un gorilismo antidemocrático, rechazos al estilo gobernante, a sus amigos internos y externos, etc…

  Pero detrás de las cacerolas de teflón, las cadenas de mails y de mensajes de textos hay muy poco de espontaneidad y mucho de apoyo logístico brindado por los sectores vinculados a la represión durante la última dictadura.

 Es la política de Derechos Humanos y la revisión de las leyes de Punto final y Obediencia Debida lo que no le perdonan al actual gobierno.

  Un dato no advertido en este último período es la aparición de pintadas y afiches de sectores nacionalistas y ultraderechistas, que estaban hibernando y al acecho, mientras esperaban el momento de reaparecer.

  Hoy en las paredes de la ciudad pueden advertirse nuevamente nombres olvidados de personajes nefastos del fascismo vernáculo; la aparición de cruces svásticas y consignas nazis; términos casi extinguidos como “sinarquía” y otros síntomas de que estos sectores advirtieron que la actual crisis les brinda una buen caldo de cultivo para su reaparición.

  Y no es para menos:  encontraron  en los caciques de la Sociedad Rural, de CARBAP y los discursos antidemocráticos del “humilde gringo chacarero” de D’Ángeli un buen mascarón de proa detrás del cual encolumnar sus fechorías.

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