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la bitácora del marqués

COMENTARIO REAL (acerca de Atlanta 1 vs Brown de Adrogué 0, disputado el 15/08/08)

GOLCITO Y FIRULETE

 

por el Marqués Milton Saráchaga de la Vega

   Siempre es saludable, mi fiel escudero, regodearse con las dulzuras que proponen los tres puntitos que trae aparejado toda victoria. Sumar es, de las operaciones aristotélicas, la que termina convirtiéndose en undécimo mandamiento y rigiendo tiránicamente los destinos del arte y negocio del balompié.

   Se me hace entonces, que bajo la tutela del Morocho del Abasto, esta será la ley de oro y rara vez saldremos de los estadios ahítos de buen juego y con los ojos llenos por la generosidad  y grandilocuencia del espectáculo brindado.

   Ejemplo que ilustra mis mesuradas palabras es el encontronazo del pasado viernes ante los tricoloreados de Adrogué, cuando se ganó por un hocico gracias un golcito de poca monta del grandote Matos.

   Y sí, Franco Romero cumplía con ley del ex, hoy no alcanzaría todo el repertorio de maldiciones gitanas hacia el Mágico González que se dedicó hacer firulete, cuando lo que correspondía era darle la estocada final al toro malherido.

  Pero vayamos despacio, como Manuelita que, de este modo, llegó a París desde su Pehuajó natal.

   El poco carismático alineador bohemio decidió dejar en la banca supletoria a Bianchi y poner al romántico Romeo desde el inicio y esquema táctico y estratégico de si gallardo escuadrón fue más o menos este: Ramírez. La línea de salvación con los tres integrantes

habituales: el goleador Cherro, el petizo Arancibia y Jesús.

  Desplegó cinco volantes en el mediocampo con cierta flexibilidad en los carrileros para su proyección. Así ubico a Natalichio orbitando el punto central. A su lado Romero por derecha y Jones por izquierda y por las bandas el Torito Guzmán y Cisterna.

  El Mágico como escalón previo Sebastián Mato que oficiaba de centrefoward.

  Comenzada las acciones mostraban una disposición mejor del local, pero parecía que no le encontraba la vuelta al equipo de Kopriva. Este estuvo muy lejos de ser aquel conjunto arrollador en la faz final del torneo anterior y llegó hasta la avenida Zufriátegui con menos ambiciones que un banquero esquimal.

  La cosa parecía complicarse, hasta que cerca de la veintena de minutos, Cherro tiro un centrito de mala muerte y el bestiún del central sureño pifió con la misma maestría con que lo hubiera hecho el injustamente olvidado Minervino. El obsequio lo recibió el grandote Matos y sin ninguna exquisitez plástica, inscribió su nombre en la lista de los goleadores bohemios.

  Allí lanzamos nuestro resuello de alivio y parecía que el campo se hacía orégano para los anhelos de los craks villacrespenses.

  Sobretodo cuando instantes después el propio Matos eludió la salida del rubio portero y no pudo definir posiblemente debido al grado de esplendor y exhuberancia que tiene la hierba en muchos sectores de la campiña calamar.

  Promediaba el segmento cuando Natalichio se desploma en el terreno como una bailarina de Tinelli y debe ser trasladado a un hospitalario centro de caridad. Ingresa entonces el caramelo Santos y se incorpora a la poblada zona de volantes atlantera.

   A esas alturas de los acontecimientos y hasta el final de la primera parte de la poca combativa batalla, Atlanta exhibía -y repetía- un alentadora solidez defensiva donde se destacaba el petizo Arancibia. Por la zona de tránsito muchas confusión y problemas de dominio del esférico, con una absoluta dependencia de lo que hace o deja de hacer el Mágico. Y a la vanguardia el generoso despliegue y la férrea voluntad de Matos (un jugador extraño que alterna toques de calidad con otros de absoluta torpeza en dosis iguales).

   En el período complementario, los adroguenses salieron un poco más decididos, pero lejos de lanzarse con los ímpetus de los hacedores de proezas. Este tibio embate permitió que los espacios se abrieran un poco más y entonces se inició el show del Mágico.

   Claro que el Morocho del Abasto no es un hombre de gran temeridad y previamente reforzó la patrulla defensiva con la entrada del robusto Kondriatuk por el Torito Guzmán de pálida actuación.

   Pero”quién fue el raro bicho que te ha dicho, che pebete, que pasó el tiempo del firulete

   El Mágico González le pegó un zaino bárbaro a medio equipo de la visita. Algunos de cuyos integrantes le querían comer el hígado salteado con ajo y perejil.   

   Pero su egoísmo monopólico terminó siendo rayano con la irresponsabilidad, ya que en más de una ocasión tuvo un camarada en posición anotadora y optó por su lucimiento personal postergando, de esta manera, la posibilidad de cerrar el partido y hasta de ahorrarle algunos soponcios al sufrido atlanterío.

   Incluso, de puro morfón (¿se decía así en alguno potreros rioplatenses?) lesionó al su compañero y amigo Cisterna.

   Este fue trocado por el debutante Eloy, que amenazó en convertirse en agudo ariete por derecha, pero terminó sumado a la precautoria formación de volantes hasta su infantil expulsión.

   La falta de definición de los auriazules casi recibe su punición cuando un cabezazo de Romero  fue contenido por Ramírez con la ayuda inestimable de todos los santos del cielo.

   Sin más sucesos que sean digno de relato llegamos al final de un nuevo halago para nuestra gloriosa divisa.

   Veremos, ahora, si ante los candomberos pasamos el examen de lograr lo victoria en calidad de huéspedes, para de a poquito ir sacando chapa de candidatos.

   Porque es bien cierto que poco es lo que ha mostrado Atlanta, pero no es mucho más lo que luce el resto de los contendientes. 

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