COMENTARIO REAL (acerca de Atlanta 1 vs Comunicaciones 3, disputado el 04/04/08)
POR EL PIZZO
¿Cómo es posible, mi fiel escudero, explicar esta caída libre que parece no tener fin y que nos ha costado la módica suma de tres derrotas por goleadas al hilo? ¡Hemos rodado desde las cercanías de la cumbre hacia el precipicio, como los elefantes de Aníbal por las ríspidas laderas de los Alpes nevados?
¿Tanto se ha modificado el rendimiento de nuestra escuadra, hasta no hace mucho altanera y casi siempre victoriosa, sobre todo cuando salía de Villa Crespo sembrando el pánico entre los aterrados rivales a los que le tocaba visitar?
¿Puede la ausencia del exquisito Pérez García ser la razón única que motive semejante desfallecimiento?
Es verdad que el petiso nunca pudo ser reemplazado cabalmente, y desde entonces Atlanta no tiene un timonel apto para conducir el bergantín en aguas revueltas, ya que el Moncho Fernández. insinúa que conocimientos tiene, pero los entrega en cómodas cuotas y -al parecer- sin mucho interés.
Pero quizás lo más sorprendente sea el desempeño de la defensa, otrora bastión inexpugnable para los arietes contrarios y hoy frágiles murallas inestables, como las de Jericó al sonar persistente de las trompas.
Otro factor se puede encontrar en la caída de productividad en los volantes contendores, ya que De Muner, esta nueva temporada parece un león herbívoro, y el ultramontano Scatolaro, más que la ferocidad de los caciques araucanos transmite la delicadeza de su compatriota, la galardonada Gabriela Mistral.
Este viernes, los atlantes aún alimentaban una tibia esperanza de llegarse hasta la punta del torneo y recibían en Vicente Pelotez al irregular batallón de Comunicaciones, en una buena oportunidad para volver a sumar.
San Salvador ubicó al rudo Riveros y al Chiqui Pérez (que volvió por un ratito) como dupla central en la trinchera. Ferreiro retornó como media punta por derecha y el Moncho como enganche hacia Molina y Castillo. Estas terminaron siendo las novedades con respecto a la alineación que había regresado perdidosa del oeste moroniano.
Empezaron mejor los locales, en un encuentro que amenazaba con convertirse en unos de los históricos bodrios que suelen protagonizar los bohemienses cuando enfrentan a Il Postino.
A poco del inicio, el Moncho realiza una vistosa maniobra por derecha y su centro es aprovechado por una media vuelta del romperredes Molinas, que decreta el 1 a 0.
La alegría para los de Villa Crespo duró lo mismo que Porreti preso en Pinamar y, al tiro nomás, el ángel del gol, Vildozo, iguala con una masita que se desvía en el inoportuno pie de Riveros que circulaba por el sector.
Todo indicaba que los de San Salvador estaban en condiciones objetivas y subjetivas (¡Salud, viejo Lenín!) de erigirse triunfantes, sobre todo en el momento en que el juez Barraza (en esta ocasión, de impecable labor) otorga la pena capital cuando a Castillo casi le arrancan la camiseta en el medio del área.
Penal que el clown ejecuta sin mucha convicción y en el que decide devolver la pelota al ejido municipal de la Ciudad Capital Federal de todos los argentinos.
Fue ese, sin duda, un momento de inflexión y punto de inicio de una nueva debacle atlantera, que terminó liquidado, en forma inapelable, en esos inaugurales cuarenta y cinco minutos.
Porque los agrónomos -.dirigidos por el malamente recordado Pizzo- comenzaron a progresar en el terreno debido a una nueva falta sin aviso de los volantes bohemios, la ineficacia de sus zagueros ( más que nada por las espaldas del retornado Bilbao) y la impotencia de sus vanguardistas.
A los 27 minutos, Pérez determinó que ya era suficiente el período de trabajo para su regreso y se fue a duchar por doble tarjeta color trigo.
Pasada la media hora, el avezado Banegas captura un rebote a la salida de un tiro de esquina y con la tranquilidad que suele dar el paso de los años, se acomodó, eligió el lugar del disparo y ejecutó sin miramientos a un atento Llinás.
Pocos instantes después, Bilbao comete un infantil penalty que Don Rodrigo ataja inútilmente ya que el rebote es capitalizado por uno de ellos, que se llama también Pérez, mientras los defensores atlanteros se entretenían sacando fotos con sus celulares de última generación.
Para la segunda etapa, San Salvador va por un milagro en el que ya nadie cree y hubiese estado bueno que el encuentro no se reanudase, así todos nos íbamos temprano a nuestros respectivos palacios a disfrutar, en horario razonable, de la porción de muzza y fainá que honestamente nos habíamos ganado a lo largo de la semana.
Ingresa el clon de Molina, Verino, por el invisible Scatolaro, y el rechoncho entrenador lleva al macilento Bilbao de central, estableciendo Fuente- Bilbao- Verino como línea de tres.
Ninguna mejoría
Más tarde entra Tijera por Fuente… y naranja.
Luego Riveros se aburre y pide cambio, y el purrete Bareiro se incorpora al desconcierto generalizado.
Todo sigue igual o peor, porque estuvieron los comunicadores más próximos del cuarto que Atlanta del descuento.
Y así, con los torcedores del centenario club de la calle Humboldt pidiendo la hora, para terminar con el innecesario suplicio, y con la fortuna de que no les convirtieron un cuaterno -y además, ni llovía ni hacía el frío del día del papelón en Caballito ante idéntico contrincante-, se cerró un nuevo y olvidable capítulo, en la nefasta novela que se está escribiendo en el presente año.
Descansemos ahora, que nos espera una semana vertiginosa y es poco el entusiasmo que alimento ante la pobreza futbolística manifestada por nuestros ágiles.
Solo me mantiene alerta la expectativa por la batalla de la fecha once, donde nuestros jugadores deben saber oír que ese día, con los de Montecastro , se debe ¡Matar o morir!
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